a participación de niñas, niños y adolescentes en espacios como el Parlamento Infantil debe entenderse y valorarse como un ejercicio pleno de su derecho a la expresión, previsto en el artículo 12 de la Convención sobre los Derechos del Niño, que reconoce a la niñez como titular de derechos, incluyendo el de manifestar libremente sus opiniones en todos los asuntos que les afecten.
En este sentido, los discursos pronunciados por las niñas y los niños, en el Parlamento Infantil 2025, refleja su formación, entorno y creencias, y como tal, debe ser respetado sin que ello suponga su exposición pública a críticas desproporcionadas, señalamientos o instrumentalización política o mediática. Toda opinión expresada por una niña debe ser escuchada con atención, analizada con madurez y respondida —en su caso— desde el diálogo respetuoso, pedagógico y empático, sin deslegitimar su derecho a participar.
Asimismo, es fundamental recordar que las niñas y los niños tienen derecho a la protección de su identidad y a que no se les exponga en medios de comunicación de manera que pueda afectar su integridad, seguridad o desarrollo, conforme lo disponen los artículos 16 y 17 de la misma Convención, y los principios de la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes. La difusión pública de su nombre e imagen debe manejarse con especial cuidado y responsabilidad.
Desde una perspectiva de derechos humanos, reconocer el derecho a disentir también implica garantizar espacios donde todas las voces —aun las que generan controversia— sean escuchadas con respeto y sin represalias, especialmente tratándose de niñas, niños y adolescentes que están en proceso de formación de su identidad y pensamiento crítico.
Por ello, exhortamos a autoridades, medios de comunicación y ciudadanía a ejercer un acompañamiento respetuoso y responsable en este tipo de expresiones, recordando siempre que el interés superior de la niñez debe ser la guía principal en toda decisión que les involucre.
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